"El esfuerzo por aclarar las ideas es el fundamento de la vida moral" Blaise Pascal

2. De la moral




Las acciones que son fruto de la libertad de acción y que se encaminan a objetivos en el ámbito ético conforman lo que llamamos moral. Moral sería, pues, la acción consciente de la individualidad libre dirigida a un objetivo ético. La moral es básicamente acción y no un sistema de pensamiento cerrado. La moral se realiza sobre dos ámbitos de actuación: la ética (define los fines de la acción del individuo, es decir, lo que quiere Ser, y la política (medios que definimos como lícitos para alcanzarlos, en los cuales intervienen los otros y que son generalizables a la colectividad). Estos dos ámbitos definen un continuo; un continuo que va de lo más específico (la ética individual) a lo más genérico (la política). Entre los dos ámbitos están las relaciones interpersonales que, como la política, deben guiarse por las mismas reglas: no traicionar los postulados de la ética individual, a cuyo servicio están. La diferencia entre la política y las relaciones interpersonales radica en su nivel de generalización. Las relaciones interpersonales definen el mundo de personas cuyo conocimiento puede alcanzar una persona, donde las reglas de comportamiento se ajustan a un conocimiento real de los otros. Por el contrario, las reglas de la política son abstractas, en tanto no refieren a ese universo personal abarcable. La ética es el ámbito de lo esencial, la política debe responder a las necesidades y a los criterios de la primera. La moral define las relaciones (necesarias) entre el yo y los otros porque: es a partir de categorías comunes como definimos nuestros fines (ética), porque necesitamos a los otros para hacer posibles esos fines (política) y porque valoramos lo que somos y hacemos desde el sentirnos observados por los otros. Respecto a lo primero, es decir, a los otros como generadores de las categorías sociales que definen nuestros fines, los roles sociales (lo que se espera de uno al cumplir un papel) son muy importantes. En la modernidad, las virtudes sociales se están separando de los determinismos para ligarse a los roles. Estos roles están definidos a partir de aquello que socialmente se define como excelencia y cuyos límites vienen establecidos por las normas sociales: las leyes y las costumbres, que son condicionantes de la acción (nos dan información válida y necesaria para realizarla) o son coacciones a la misma (aquellas leyes que nos parecen injustas porque nos alejan de nuestro querer ser).